martes, 17 de febrero de 2009

OSCAR Y SU "PENE" NOS VENDEN LA MOTO


Cuando un producto de esos, llamados de marcas blancas, quiere llegar a ser de esos, llamados de lo bueno lo mejor, se suele acudir a excelentes especialistas en marketin y estudios de mercado para transformar por arte de magia algo que nadie se comeria arto de vino en algo lujuriosamente digno de ser devorado sin perder las formas.
Se puede cambiar el envoltorio, que es lo más sencillo, pero si esto no es suficiente se suele tirar de renombrados concursos nacionales, internacionales ó de autor, donde no importa lo que se venda, mientras el padrino del producto sea el mismisimo Marlon Brando con dos capas de brillantina proponiendo, amablemente y con sonrrisa a lo Berlusconi, al jurado una irresistible oferta que no podrá rechazar. Aún así hay veces que el producto no mejora su imagen pública y es necesario auxiliarse, asemejándolo ó igualarlándolo impunemente a otros productos que en su momento no necesitaron de tantos esfuerzos para llegar a la mesa de pequeños y grandes gurmets. Es en ese instante cuando tambien es procedente el emparejar al producto con otros que le den caché ó con grandes marcas que bajo contrato prometen extender por el mundo su falsa calidad mientras silencien de por vida la fórmula mágica del éxito en las mejores mesas. Pero si todo esto falla, que puede pasar, lo mejor y lo único que queda es llamar a nuestro a-dorado Oscar, el gran chef de la nouveau cocine, y te ilumine para que seas cosciente que sigues siendo un producto malo y sin posibilidad de mejora.

1 comentario:

Gustav Becker dijo...

A Pe no se la comen ni los gusanos.